Un desgarro muscular o tirón muscular es una rotura parcial o completa de las fibras musculares a causa de un fuerte impacto (lesión traumática).
Además de verse afectadas las fibras musculares, también pueden verse afectadas las estructuras circundantes como el tejido conjuntivo que rodea los vasos sanguíneos.
Esta lesión ocurre con mayor frecuencia en los denominados grandes grupos musculares (muslo, por ejemplo), pero dependerá de la actividad que lo desencadene.
En el fútbol se afectan, más frecuentemente, los isquiotibiales y los cuádriceps, por el constante trabajo concéntrico y excéntrico que realiza el jugador, pero es una lesión que se puede presentar en varios deportes cuando no existe una buena preparación física y no ha existido un buen trabajo de calentamiento.
Se produce cuando un músculo o un tendón (el tejido resistente que une el músculo con el hueso) se estira demasiado o se rompe.
Habitualmente, cuando se produce por contusión, es decir, por un golpe en la masa muscular, se provoca una rotura irregular en el músculo, el que puede darse en segmentos distintos y de diferentes tamaños.
En este caso, los desgarros no pueden prevenirse porque se producen por hechos puntuales durante la práctica de deportes de contacto.
Caso contrario es, si se produce por distensión o tensión, que es conocido como el típico ‘tirón’ que da al correr, se presenta con mayor frecuencia en cuádriceps e isquiotibiales.
La mejor forma de prevenir un desgarro muscular pasa por tener una buena condición atlética, un buen balance muscular y, por cierto, realizar un buen calentamiento antes de hacer ejercicio.
Al finalizar se deben dar los minutos suficientes a un buen trabajo de elongación. A eso se suma, además, una buena alimentación e hidratación necesaria.
Para quienes realizan actividad física en forma permanente, un buen manejo de las cargas de entrenamiento es fundamental.
La mejor manera para determinar si se trata de un desgarro o una fuerte contractura es a través de una resonancia magnética, que permite distinguir los distintos grados de lesión del músculo.
Cuando se habla de contractura, no incluye rotura de fibras sino solamente de un acortamiento de éstas. También puede producirse edema, que es líquido alrededor de la zona dañada del músculo o de roturas fibrilares.
La recuperación del desgarro muscular dependerá de los plazos fisiológicos, que van desde una etapa hemorrágica, pasando por una fase inflamatoria, reparativa y de remodelación. Se comienza con reposo relativo, uso de analgésicos y relajantes musculares.
En la etapa de kinesiterapia se utilizarán técnicas de fisioterapia para acelerar la recuperación, además de realizar actividades progresivas que apunten a recuperar lo antes posible las propiedades físicas y funcionales de la persona sin comprometer la buena reparación de los tejidos dañados.
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